Haz parte del más grande homenaje que las comunidades indígenas del Vaupés rendirán a las víctimas humanas que fallecieron en la devastadora avalancha del municipio de Mocoa, en el departamento de Putumayo. Sembremos juntos un árbol con el nombre de cada una de las víctimas de la avalancha de Mocoa.
Según la cosmología Amazónica
«Los humanos morimos dos veces:
Cuando dejamos de respirar y
Cuando dejan de pronunciar nuestro nombre»
Por lo tanto, sembrar el nombre de todas las víctimas de la avalancha de Mocoa, es un homenaje a cada familia damnificada, para recordarlos en la memoria y para que no olvidemos este trágico evento.
Comprar la siembra de un árbol con el nombre de una víctima de Mocoa es perpetuar su memoria en el altar ecológico más importante del planeta. Los indígenas del Vaupés sembrarán árboles nativos y cuidaran con su sabiduría ancestral el Bosque de Mocoa.
Sembrar árboles nativos en cada región del país evita los deslizamientos de tierras, modera los efectos de las lluvias, mitiga el desbordamiento de ríos y protege las fuentes de agua. Del mismo modo, la presencia de árboles modifica el microclima, la radiación solar, mejora la calidad del aire y ofrece albergue y fuente de alimento la fauna y seres humanos de la zona.
Los bosques nativos son el único escudo ambiental de los ecosistemas, protegiendo a los seres vivos y por ello debemos seguir prolongando su existencia.
Entre todos podemos construir Bosques de Mocoa y seguir ayudando para que otras regiones de nuestro país no sufran las consecuencias del calentamiento global y cambio climático. Putumayo, que como su nombre los dice «lugar donde se bebe agua» es también el lugar donde nace y nuestro compromiso es que así sea, prevenir es mejor que lamentar.
Mocoa suma más de 290 muertos y 45.000 víctimas damnificadas de la trágica avalancha que aconteció en la madrugada del 1 de abril en 17 barrios de la ciudad. Algunas entidades atañen que la furia de la naturaleza y de las lluvias fue superior a los promedios históricos de la región, la indiscriminada tala de árboles y la irresponsabilidad humana, se suman el precario manejo de los alcantarillados y a una falta de prevención por parte de las entidades encargadas del gobierno.
La tragedia se llevó todo a su paso, se llevó la vida; algunos árboles firmes a la tierra, no se dejaron arrastrar, pese a la fuerza de barro y rocas que todo destruía, sembrar la esperanza es el camino para reconstruir la vida en la población.